4 de julio de 2012

TURISMO: CON PERON NACIA HACE CASI 70 AÑOS EL TURISMO SOCIAL ARGENTINO

En 1943/44, desde la Secretaria de “Previsión Social”, el entonces Coronel Juan D. Perón, instala los avances del “Turismo Social”, que según sus propias reflexiones, estaba estrechamente vinculado con el derecho de los grandes grupos de trabajadores de acceder a vacaciones pagas. Te contamos cómo fue y qué pasaba en el mundo.

En este punto los primeros antecedentes se remontan al siglo XIX en Alemania, donde a través de un decreto, ya en 1873, se les reconoció este derecho a todos los empleados del imperio, sin distinción de rango. En los albores del siglo XX la modalidad se extiende entre los empleadores cristianos, progresistas o paternalistas, que lo adoptaron también en los países más desarrollados. Y en la década del veinte, el Bureau International du Travail organizó un primer Congreso Internacional sobre el Tiempo Libre de los trabajadores, donde se señaló la necesidad de organizar el ocio como consecuencia de la disminución del tiempo de trabajo.


En nuestro país hasta entonces sólo un pequeño sector de la población podía hacer uso de vacaciones, por lo que la oferta turística de ese momento estaba dirigida exclusivamente a las clases más altas.


Cuando Perón llega al poder la economía nacional comienza a experimentar una fuerte aceleración que amplió la demanda de mano de obra, incrementó el salario real y permitió que la clase media asalariada tuviera una expansión notable. Estas variables contribuyeron a elevar la calidad de vida de los trabajadores y a fortalecer las asociaciones sindicales que, gracias a su elevado número de afiliados y a buenos salarios, gozaron de una situación económica próspera. El Estado intervino directamente en el desarrollo del turismo social y reconoció, durante este período, que el goce de vacaciones era un derecho que debía estar garantizado para cualquier ciudadano.


Para ser un poco más precisos, es bueno destacar que el Bureau International du Tourisme Social definió al “Turismo Social” como el conjunto de relaciones y fenómenos resultantes de la participación en el campo turístico de niveles sociales económicamente débiles, participación que se hace posible o se facilita por medidas bien definidas, predominando la idea de servicio y no la de lucro. Se lo considera como el resultado de planes y acciones llevadas a cabo por instituciones que no persiguen ninguna ganancia, con el objeto de permitir el acceso al turismo a los sectores de bajos recursos.


Así fue como los centros turísticos de Mar del Plata, Córdoba y Bariloche se convirtieron, en la etapa del peronismo histórico, en los destinos preferentes para estos programas de turismo social en Argentina. Pero no son los únicos casos. En este sentido, la concentración de las actividades de turismo social en Parques Nacionales resultó una medida efectiva para la estrategia de desarrollo de esa modalidad de turismo, pues además de los hoteles establecidos en los parques se transfirieron a esa repartición los que habían pasado al Estado Nacional al realizarse la adquisición del patrimonio de los ferrocarriles británicos, y otros transferidos por las provincias. Es así que en el año 1948 la Administración General de Parques Nacionales y Turismo contaba con una oferta de 782 habitaciones con capacidad para 1.618 pasajeros.


Por otra parte, también los sindicatos tuvieron un papel muy importante. En el contexto de las políticas que llevaba adelante el gobierno, uno de los objetivos que se promovía era una fuerte articulación con el sector sindical, hecho que resultó particularmente favorable para el turismo social pues los sindicatos jugaron un rol trascendente en la organización y prestación de ese servicio para sus afiliados, lo que fue favorecido por su gran capacidad económica. Cuando se crea el régimen legal de las Asociaciones Profesionales de Trabajadores, se establecía que éstas debían establecer colonias de vacaciones, comedores, sanatorios, hospitales y todo servicio social que procurara elevar la cultura, preservar la salud y mejorar el nivel moral y material de los trabajadores. Así los sindicatos construyeron o compraron hoteles en la mayoría de los centros turísticos del país, aunque el destino preferido para las primeras experiencias fue Mar del Plata, donde ya existía una amplia disponibilidad de equipamiento que podía ser utilizado en forma casi inmediata, a medida que se alquilaban o compraban hoteles adecuados.


Como consecuencia directa de todas estas decisiones, surgen también las Colonias de Vacaciones. A partir de 1950 los fondos recaudados para el turismo social pasan a ser administrados por la Fundación Eva Perón, que toma a su cargo la Dirección de las llamadas Colonias de Vacaciones. Las unidades turísticas de mayor relevancia fueron la de Chapadmalal, ubicada sobre el litoral atlántico al sur de Mar del Plata, y la de Embalse Río Tercero, en un pintoresco paisaje del valle de Calamuchita próximo a esa ciudad. La construcción de los nueve hoteles de Chapadmalal fue concluida en 1952, mientras que las obras menores como la guardia médica, la administración y bungalows, se terminaron en 1954. La Unidad Turística Embalse también fue inaugurada en 1952, durante la segunda presidencia de Perón.


Sin embargo, y a pesar de que los trabajadores no debían cumplir con ningún requisito para acceder a estos beneficios, al principio muchos de ellos no hacían uso del turismo social porque no tenían una experiencia de vida que les indicara la forma de usar sus vacaciones pagas. Por esta razón, la implementación de los programas de turismo social no resultó fácil. La propuesta tuvo que ser apuntalada con una fuerte publicidad pues los trabajadores, en general, consideraban los viajes de vacaciones como una cosa lejana, irreal, propia de gente adinerada y de una clase social a la que ellos no pertenecían.
Las actividades planificadas para la temporada 1948/49 no tuvieron el éxito esperado, y el gobierno se vio obligado a promocionar intensamente los programas, con especial énfasis en la desmitificación de la vida en los hoteles y en la playa. “Usted se paga el pasaje y el gobierno el hospedaje” era la consigna central de la publicidad oficial, y un verdadero aluvión respondió a la invitación en la temporada de 1949/50.


Distintas ciudades de la provincia de Buenos Aires, como resulta lógico por su cantidad de habitantes, fueron los que recibieron el mayor número de turistas de estos programas. Y a partir de la sanción de la Ley de Turismo de 1948 se eligieron las ciudades de Mar del Plata, Necochea, Tandil y Carhué como los sitios más destacados del territorio provincial para centros de vacaciones, y en ellos se contrataron cincuenta hoteles. De esta manera, en los comedores suntuosos y en las playas de élite de Mar del Plata, comenzaron a verse hombres, mujeres y niños de familias trabajadoras, que llegaban a gozar de la playa y del mar, que en muchos casos nunca antes habían visto.


Además, en Mar del Plata, se dispuso la caducidad de las concesiones precarias otorgadas sobre la Playa de los Ingleses -ahora denominado Paseo Jesús de Galíndez- donde se construyeron espaciosos chalets para atender la demanda del turismo social. Dichas viviendas fueron entregadas para usufructo de afiliados a diversos sindicatos e instituciones de la provincia, encomendándoseles su administración. Las familias más pobres concurrían entonces a una de las playas más selectas e infranqueables hasta para los habitantes de Mar del Plata.


Fuente: www.cienaniosdeturismo.gov.ar

Fecha de publicación : 04-07-2012