En su arribo a la ciudad de Lima pudieron apreciar su historia y su actual movimiento recorriendo sus plazas, su costanera y su noche. Además, difrutaron de su comida con cena y folclore.
El día 19 los viajeros tomaron el vuelo que los llevaría a Cusco en donde los recibió Jorge, el gran guía que los acompañaría el resto del recorrido. Según los testimonios de los integrantes del grupo se hacia cansador acostumbrarse al cambio de altura, pero de a poco fueron entrando en ritmo.
Conocieron Monumentos Incaicos tales como Sacsayhuaman, Qenqo, Pucapucará y Tambomachay. Pudieron apreciarlos no sólo con los ojos, sino también con el corazón. Además, visitaron la plaza de armas y sus edificios, la Basilica y la Catedral que dieron un bello marco a la Ciudad donde ocurrieron tantos acontecimientos.
Luego siguieron camino hacia Urubamba, en donde pudieron seguir aprendiendo sobre la cultura Inca y sus distintas experiencias.
El 22 tomaron el tren desde Ollantaytambo que los llevaría a Aguas Calientes, Machu Picchu. El viaje fue placentero y se podía apreciar el paisaje que ofrecía en su recorrido. Una vez en el destino, pudieron disfrutar de un día libre.
El día esperado llegó y pudieron recorrer el Machu Picchu con la compañía de los guías Jorge y María, que iban explicando la maravilla que estaban viendo.
Ya de regreso, en Urubamba los esperaba una rica cena para poder recuperar energías y regresar a Cusco. En el camino recorrieron las ruinas de Maras con sus minas de Sal, Moray con su invernadero y Chincheros.
El regreso a sus casas los encontró diferentes: volvieron más sabios, más cansados y más contentos.