Mensualmente se imprimen muchos más de los que se utilizan, sin embargo muchos médicos a la hora de recetar argumentan que no cuentan con ellos.
Mensualmente, IOMA imprime 750.000 recetarios, de los cuales, y de acuerdo a la facturación recibida, se estarían utilizando una cantidad aproximada a los 450.000 mensuales. Es decir, que cada mes hay 300.000 recetas que se supone estarían como reserva.
Sin embargo, es casi un mal endémico en los últimos años que muchos profesionales aducen ante la visita de nuestros afiliados que no poseen recetarios, con distintos argumentos, pero siempre centrados en la responsabilidad de nuestra obra social en la irregularidad de las entregas.
Mas allá de algunas modificaciones adoptadas por parte de nuestra Obra Social (cambiar el responsable de la impresión, garantizar la distribución por diferentes círculos médicos, entrega de recetarios a los Centros de Salud sindicales, etc.), el problema persiste, ya que no hay una solución de fondo.
¿Por qué los recetarios deben estar en manos de los médicos que la utilizan discrecionalmente como una herramienta que asegura consultas con entrega de bonos y, como sabemos, muchas veces además con el pago de “plus”?
¿Por qué pensamos que en manos de los afiliados, las recetas serían incontrolables, se darían situaciones deshonestas (como “prestar recetas” a no afiliados) y por lo tanto aumentarían las facturaciones? Respecto de esto, si nuestro afiliado pretende “prestar su receta” para un no afiliado, esto no podría hacerse sin la complicidad del médico. Y si éste fuera el caso, al haber un acuerdo deshonesto afiliado – médico, quien tenga la receta (afiliado o médico) es insustancial.
¿Cuál ha sido el beneficio para nuestra Obra Social del cambio de tenencia de recetas?
Por otra parte, el haberle sacado la receta al afiliado, lo coloca a éste en una situación de indefensión, ya que no son pocos los casos (y nuestro vocal lo ha manifestado reiteradamente en el seno del Directorio) en donde el afiliado, ante la “falta de recetas” por parte del profesional, debe ir al otro día al Círculo Médico, perder nuevamente tiempo en horario de su labor, para que el auditor del Círculo Médico, le transcriba la receta. Pensemos en un paciente con una patología de curso crónico, donde esta situación se puede repetir varias veces al año.
Por lo expuesto, nuestra vocalía reclama que se emitan las recetas en forma personalizada en cada una de las bocas de expendio de la Obra Social y/o las entidades intermedias y sean entregadas a los afiliados, para que las puedan tener en el momento en que concurren a un prestador. Incluso en este caso, cuando un afiliado va a una guardia sanatorial u hospitalaria a ser atendido, tiene su receta (cosa que hoy no ocurre).
Además, para aquellos afiliados con patologías crónicas registrados, que consumen medicamentos todo el año, el IOMA podría encontrar mecanismos más simples aún (entregar un recetario anualmente) y permitiría por otra parte a la Obra Social, tener un mejor control sobre las facturaciones.