MAS DATOS DEL CENTRO CLANDESTINO GARAGE AZOPARDO

Organizaciones defensoras de los derechos humanos piden que el sitio que funcionó como lugar clandestino de detención durante la dictadura sea declarado como espacio de memoria. Y repartirán libretas con datos sobre los juicios a represores.

Cada mañana, cientos de personas hacen fila en Azopardo 650 para sacar su cédula o su pasaporte. Un cartel gigante avisa al desprevenido que está frente a la sede de Documentación Personal de la Policía Federal Argentina. Nada dice, sin embargo, que en el mismo sitio donde hoy los ciudadanos acreditan su identidad, hace treinta y tres años a muchos otros se la robaron: allí funcionó Garaje Azopardo, un centro clandestino de detención, tortura y muerte. Garaje Azopardo fue el primer eslabón de la cadena Atlético-Banco-Olimpo (ABO) y estuvo activo sólo algunos meses. Lo suficiente para que pasaran más de 300 detenidos. Los primeros testimonios hablan de octubre de 1976, y los últimos, de enero de 1977. En febrero, a pocas cuadras de allí, en Paseo Colón y Cochabamba, abrió sus sótanos otro predio de la Policía Federal, que luego se conocería como Club Atlético. Todo el circuito estaba bajo la órbita del Primer Cuerpo de Ejército. Más allá del recuerdo de los sobrevivientes, poco se sabe sobre Garaje Azopardo. Los casos de quienes vivieron allí parte de su cautiverio no son parte del expediente ABO, que fue elevado a juicio oral. Salvo el Turco Julián, condenado en otra causa, los nombres de los represores son una incógnita. La falta de información abarca al propio edificio del que entran y salen miles de personas sin saber que allí funcionó un centro clandestino. "Es importante que se sepa lo que ocurrió allí. Por eso lo señalizamos con una baldosa y ahora pondremos junto al Grupo de Arte Callejero carteles por toda la zona", cuenta Nora, enorme impulsora de la Comisión Azopardo y Coordinación Federal por Memoria y Justicia. Para quienes como ella pudieron salir vivos de aquel horror, volver al lugar no es tarea fácil. "La única vez que entré para sacar el pasaporte de uno de mis hijos me dio mucha bronca e impotencia", dice con ojos mojados. Lo mismo sintió en el momento del trámite otro de sus hijos, en la panza durante el cautiverio de su mamá. Muchos familiares de desaparecidos ni siquiera pueden pisar el lugar. Todos juntos reclaman que el edificio sea declarado "sitio de la memoria", y allí estarán para pedirlo, una vez más, mañana, a las 18. "Porque es una ironía macabra que tengamos que acreditar la identidad justamente donde nos la quitaron".

Fecha de publicación : 15-12-2009