Las alturas de las aguas de nuestra ribera son afectadas tanto por fenómenos astronómicos -las mareas- como por fenómenos meteorológicos -el viento y las tormentas-.
Las mareas por su parte hacen cambiar el nivel de altura de los océanos, generando movimientos de ascenso y descenso de las aguas, debido a la atracción que generan las fuerzas de gravedad de la Luna y del Sol sobre la Tierra. En la mayor parte de las costas del planeta se producen, por día, dos mareas altas (pleamar) y dos mareas bajas (bajamar).
Y nuestro Río de la Plata, que desemboca directamente en el Océano Atlántico, sufre a diario los efectos de estas mareas. Todos los días el agua de nuestro río “color de león” sube y baja por centímetros y hasta por metros.
Las aguas del Río de la Plata fluyen constantemente en dirección al mar a razón de 2,5 millones de Km. cúbicos por año. Esta enorme masa de agua dulce, al ponerse en contacto con las aguas salobres del mar, establece una zona denominada “de transición” en donde las dos aguas pugnan por ganar espacio. Pero ocurre que cuando el mar crece por influencia de los astros, estos millones de metros cúbicos de agua dulce encuentran un tapón colosal que impiden su normal descarga al mar. Entonces el agua de río, comienza a crecer en forma escalonada desde la zona de transición hacia el naciente del río, o sea el Río de la Plata Interior!!!
Luego tenemos el proceso contrario, en donde las aguas del mar comienzan a bajar y de esta manera permite que el agua dulce descargue normalmente, siendo los puertos más alejados los primeros que se quedarán con bajos niveles de agua.
Los navegantes, los isleños, y todos aquellos que conocen el río y lo transitan a diario, saben de los cuidados y peligros que estas mareas generan. Ellos mantienen vigente el dicho de que “cuando se va al río se sabe a qué hora se sale… pero nunca a qué hora se vuelve”.
Nuestro Río de la Plata es extremadamente playo, a tal punto que, no barcos de porte, sino embarcaciones deportivas y de recreación, deben consultar a diario las Tablas de Marea que publica el servicio de Hidrografía Nacional para cada uno de los puertos.
Pero el fenómeno no es tan simple! Con las Tablas de Marea sólo no alcanza! Resulta que la meteorología, a través del viento y las tormentas, afectan también la altura de los ríos.
Según de qué cuadrante sople el viento será el nivel del agua, ya que el Río de la Plata es fácilmente influenciable por la dirección de los vientos y su intensidad. Básicamente los vientos procedentes de N y O tienden a disminuir el nivel del agua, ya que la ayudan a empujar hacia el océano; y por el contrario, los procedentes del E y S son los que incrementan su altura, ya que ayudan al océano a empujar para retener al Río. Y por supuesto estos resultados tienen consecuencia con lo que pasa al interior de nuestro Río, es decir con lo que pasa en nuestro Delta.
Por eso también Hidrografía Nacional publica a diario una Tabla Corregida de Mareas en donde ya están ponderados los vientos pronosticados junto con las mareas meteorológicas. Y es indispensable consultar esta tabla y otros datos si se piensa salir al Río!!!
Esta es la razón por la que muchas veces “nos quedamos sin agua”, como nos pasó el pasado 29 de enero en nuestro Recreo del Tigre, en donde muchos compañeros se quedaron momentáneamente “varados” en la isla! Y para estos casos no existe la magia, hay que sentarse a esperar que el agua suba. Aunque pensándolo bien… lo mágico es eso!!! Tal vez sólo tenemos que darnos la libertad y aprender a disfrutarlo!!!
Es así nuestro río. Marrón, por el barro que arrastra el maravilloso Paraná desde miles de kilómetros. Ese barro se va depositando y haciendo que todos los canales navegables sean cada vez más playos, y haciendo crecer a nuestro Delta la friolera de 15 metros por año hacia el Río de la Plata! Casi nada!!!
Disfrutemos nuestro Delta, uno de los más lindos del mundo, y aceptemos las reglas de la naturaleza.