Ante ese panorama, la Hermandad inició sus labores en la parroquia San Juan Bautista, y luego se hizo construir el Hospital San Miguel (cuyo nombre le fue dado por la gente, ya que poseía una imagen del Arcángel en la entrada). Seis años después se compro el solar ubicado en las calles que hoy se las conoce como Suipacha y Bartolomé Mitre, dando lugar así a la Iglesia San Miguel Arcángel, y en esa misma manzana funcionó el Cementerio de los Pobres y ajusticiados, y el Colegio de Huérfanos.
Entrada la nueva centuria, llegó un hecho histórico del cual este templo fue testigo: “la segunda invasión inglesa”. En 1807 desembarca en Buenos Aires la brigada del General Lumley, y cuando una de sus alas, a cargo del Teniente Coronel Duff, venia por la calle la Piedad -actualmente Bartolomé Mitre- se encontró con un clima hostil que él mismo definió como: “...el enemigo comenzó un terrible fuego de fusil desde las casas opuestas. Habiendo perdido unos treinta hombres en esta entrada y, comprendiendo que era imposible forzar la puerta de la iglesia (San Miguel Arcángel) con las herramientas que nos había entregado, juzgué prudente desistir y penetrar más en la ciudad esperando una posición más ventajosa”. “Al abandonar la Iglesia fuimos castigados con un fuego continuo”...
Según algunos historiadores hubo un combate en frente del mismo atrio de San Miguel Arcángel.
La iglesia conservaba una fachada muy simple hasta que durante el Neoclasicismo se le realizaron importantes reformas. Y entre 1912 y 1918, a pedido de Monseñor Miguel de Andrea, el Arquitecto y Pintor de iglesias Augusto César Ferrari (1871 – 1970) modificó el frente, la nave central, pisos y muebles, y a su decoración le incorporó unos 120 cuadros, entre los cuales los más conocidos son “la bodas de Caná”, “Santa Filomena”, “La Última Cena”, y “El cenáculo”.
El frente, después de las transformaciones, adquirió las características del movimiento ecléctico / neorrenacentista, las cuales podían vislumbrarse en las columnas de orden corintio que enmarcan la puerta de acceso. En sus costados se le agregaron mosaicos de fondo color oro con una cruz sobrepuesta en azul-celeste, técnica que se empleó para decorar el friso del entablamiento de este edificio, con una frase alusiva a San Miguel (“SANCTE MICHELIS PROTOGENOS”) en la que se emplearon los mismos colores.
En su interior, además de las obras del pintor, se encuentran bellísimos vitrales de fines del 1800, que en su mayoría le pertenecen a G. P. Dagrant, un pintor y vidriero oriundo de San Pedro – Roma. A él le corresponden las obras de San Felipe Neri, San Jorge, el Sagrado Corazón y San Camilo, San Carlos Borromeo, San José. Por último también está la Asunción de la Virgen, que es obra de R. Berges Toulouse en 1987.
Pero entre tantas bellezas encontramos una pieza única, el Púlpito de San Miguel Arcángel, de estilo rococó constituido por una taza bulbiforme dividida en cinco paños. Tornavoz de cielorraso cóncavo con la paloma del Espíritu Santo irradiante. Muy utilizado en tiempos modernos por Monseñor Miguel de Andrea para sus discursos en las misas. A su cargo estuvieron otras labores de carácter social como la Casa de la Empleada, y posteriormente se creo la casa del Hogar de las Empleadas sin Familia Santa Teresita.
Luego devinieron años tormentosos donde se incendiaron iglesias emblemáticas como San Francisco, Santo Domingo, San Ignacio, San Juan, La Merced, La Piedad, San Nicolás de Bari, Las Victorias, La Sacristía de la Catedral y por último San Miguel Arcángel. Y como consecuencia se perdieron unos 80.000 legajos con documentación de la Época de la Colonia. Y en 1955 Monseñor de Andrea decidió llamar a Ferrari, a sus 86 años, para que estuviera a cargo de la restauración que requería el Templo.
Con el correr de los años comenzó lentamente el deterioro. En 1981 el diario La Nación narraba el estado en que se encontraba este vapuleado templo: “desde las bóvedas del techo, antaño cuidadosamente ornamentado, hasta el piso, el templo proporciona a sus fieles la imagen de una decrepitud inmerecida. Pinturas agobiadas por el avance de la humedad, cuyos efectos dibujan siluetas singulares en todas las paredes, revestimientos interiores y exteriores que se desprenden lentamente, mármoles heridos por las rajaduras, y telarañas de cables colgando entre soldaduras semidestruidas, integran un cuadro gris...”. Dos después se lo declararía Monumento Histórico Nacional, desde el 21 de agosto del 1983.
Más tarde, por los años 1993 y 1994 la Comisión Nacional de Museos y Lugares Históricos, por intermedio de la Dirección Nacional de Arquitectura, realizó la consolidación e impermeabilización de las cubiertas y de la cúpula, la limpieza del frente y la fachada lateral (sobre la calle Suipacha) con su correspondiente acondicionamiento, y se hicieron trabajos de carpintería en la torre.
Lamentablemente el esfuerzo fue en vano, ya que el año 2000 el Arzobispado de Buenos Aires debió cerrar las puertas de San Miguel Arcángel por peligro de derrumbe proporcionado por tanto descuido. Ante esta noticia los files se organizaron para recolectar ciento de miles de adhesiones para agilizar su reapertura, pero todo aquello no alcanzó, y recién para el 2004 comenzaron con algunas reparaciones.
En 2005 asume a su cargo el presbítero Ricardo Dotro, quién inicio los trabajos de restauración y en la cual quedaría mucho por hacer, pero aún así logró oficiar la misa en la cripta del templo.
Finalmente, llegó el día tan deseado por sus fieles! El 28 de septiembre del 2008 reabriría sus puertas San Miguel Arcángel, con un centenar de fieles, el templo que parecía haberse quedado sólo en la historia demostró que estaba tomando carrera para una nueva etapa.
El 1 de mayo del 2011, Juan Pablo II era beatificado, y bajo ese motivo que conmocionó al mundo, en la Argentina el presbítero Ricardo Dotro solicitó a las autoridades del Arzobispado ponerle, en homenaje, a una de las capillas de San Miguel el nombre del Beato. Se realizaron los trámites pertinentes para que el Cardenal Jorge Bergoglio firmara un decreto el mismo día de la beatificación.
El 23 de mayo del 2011 comenzaron las misas en la capilla “Beato Juan Pablo II”, en la Iglesia San Miguel Arcángel, para el goce de todo el público.
Fuentes:
Historia de la Iglesia San Miguel Arcángel, por el Dr. Eduardo César GERDING, para el Vicariato Episcopal Centro de la Arquidiócesis de Buenos Aires.
Foto tomada para www.fotocommunity.es/pc/pc/display/19380403 por Silvia Corvalan
Publicado por Cien Años de Turismo Argentino: www.cienaniosdeturismo.gov.ar