La gran cantidad de personas que por cuestiones de espacio no pudieron ingresar a la sala en la que se llevó a cabo la audiencia, escucharon simultáneamente desde la calle la sentencia... del Tribunal Oral Federal Nº 1, leída por la jueza Marta Milloc.
El Tribunal consideró probados los delitos de lesa humanidad cometidos en los cuatro centros clandestinos que funcionaron en Campo de Mayo, por los que pasaron alrededor de cinco mil personas.
Sintéticamente éste fue el veredicto:
* Reynaldo Bignone sentenciado a veinticinco años de prisión
* Santiago Riveros sentenciado a veinticinco años de prisión
* Fernando Verplaetsen sentenciado a veinticinco años de prisión
* Carlos Tepedino sentenciado a veinte años de prisión
* Jorge García sentenciado a dieciocho años de prisión
* Eugenio Guañabens Perelló sentenciado a dieciocho años de prisión
* Germán Montenegro fue absuelto (ya que el tribunal consideró que los crímenes que se le imputan no fueron suficientemente probados)
El silencio con que se escuchó la lectura de la extensa sentencia se rompió cuando la jueza explicitó: “Los delitos que se condenan son de lesa humanidad y la condena debe ser llevada a cabo en un establecimiento del Servicio Penitenciario Federal".
Los aplausos, los bombos, los abrazos y las lágrimas no sólo aliviaron la tensión de las horas de espera de ese día sino –y sobre todo- la de más de treinta años de búsqueda de verdad y justicia por los inconcebibles crímenes cometidos en Campo de Mayo.
Entre las víctimas de esta causa, estuvo la médica Silvia Quintella (que aún permanece desaparecida) quien en cautiverio dio a luz a un niño al que llamó Francisco. Ese niño fue privado de su identidad durante más de 30 años… durante el transcurso de este juicio, a pocos días de que Abel, su padre, testimoniara acerca de la desaparición de Silvia… pudo recuperar su identidad y comenzar a reconstruir su historia. Hoy sabe que es Francisco Madariaga Quintella y allí estuvo para escuchar la sentencia. Esta historia es apenas una muestra de las miles y miles de vidas atravesadas por el horror…
Este juicio y esta sentencia constituyen un paso más para rescatar la memoria silenciada y la verdad oculta… para que se haga justicia por los que ya no están… para que se conozcan los valores que guiaban sus vidas… para posibilitar una sociedad mejor y más justa que conociendo su historia no esté “condenada a repetirla”.