El uso de repelentes es recomendado para prevenir el contagio de la enfermedad. Sin embargo, es importante tener en cuenta las siguientes recomendaciones para evitar la aparición de efectos adversos causados por su aplicación.
- Seguí siempre las instrucciones que están en la etiqueta del producto.
- No apliques el repelente debajo de la ropa, porque puede irritar la piel.
- No apliques el repelente en cortaduras, heridas o piel irritada.
- No rocíes (aerosoles) productos con DEET en áreas cerradas.
- Revisá la etiqueta del producto para encontrar información sobre cuánta cantidad de DEET contiene el repelente. Utilizá productos cuyas concentraciones no superen el 30%.
- No rocíes productos con DEET directamente a su cara. Rociá tus manos y después frotalas cuidadosamente sobre la cara, evitando los ojos y la boca.
- No utilices repelentes asociados a protectores solares en la misma formulación.
- La Organización Mundial de la Salud recomienda que los repelentes que se utilicen para niñxs menores de 12 años no tengan una concentración de DEET mayor de 20%, seleccionar la concentración más baja posible según el tiempo esperado de permanencia al aire libre y descartar el uso de este activo en menores de dos meses. Consultá al médico si tu bebé/a necesita protección contra insectos.
- Protegé la cuna o cochecito de el/la bebé/a con redes protectoras para mosquitos cuando permanezca en exteriores.
- Cuando uses repelentes en niñxs, aplicalo en tus manos y después extendelo sobre la piel de lxs niñxs. Evitá aplicarlo en los ojos y boca y usalo cuidadosamente alrededor de los oídos.
- No apliques el repelente en las manos de lxs niñxs.
- No permitas que los niñxs pequeñxs se apliquen ellos mismos el repelente, una persona adulta lo debe hacer por ellxs.