Pintando a Berni es una obra de teatro que no ha pasado nunca desapercibida. No sólo por los premios que ya ha cosechado y por los que todavía sigue disputando, sino porque además permanentemente recibe el mimo de las mejores plumas de los medios de comunicación y las instituciones más influyentes del país.
Pero pasemos a leerlos:
CUANDO EL TALENTO PINTA LO PINTADO
Crítica de Ascher Benatar, Periodista del diario "La Nación"
Desde su gestación, "Pintando a Berni" constituye un acierto. Elegir como tema principal la vida y obra de uno de los artistas plásticos más importantes de nuestro país, es una diferenciación con respecto a las remanidas tonteras a las que nos tienen acostumbrados la mayoría de los conjuntos de teatro infantil, los que olvidan el hecho de que aquello incorporado al intelecto y a la psiquis de la infancia es algo que queda como una impronta. Si se consume banalidad, el resultado saltará por sobre los años y se traducirá en adulteces desprovistas de inquietudes y sensibilidad.
La obra de Berni muchas veces se apoya en el collage. Y es en el collage donde se hace fuerte "Pintando a Berni": literatura, poesía, artes plásticas, videofilmaciones, títeres y todo lo que conforma el teatro, se convierten en una unidad que, además de valores estéticos, no desdeña lo social sino que, por el contrario, lo subraya. Juanito Laguna, personaje arquetípico de Berni, es una anticipación del "cartonero", trabajador prácticamente inexistente en la otrora orgullosa y europeizante Argentina. Juanito Laguna es una visión destinada a quienes no saben de las penurias de una clase social marginada cuyo conocimiento se convierte en obligatorio para los infantes que por fortuna no participan de esos problemas. Pero que tienen la obligación de saber de su existencia.
Habiéndonos referido a lo social, ya tenemos el collage completo. O casi. De aquí en adelante, todo será diversión y aprendizaje, los que servirán a los infantes para ponerse a salvo del estentóreo "Hola, chicos, ¿cómo están?", infaltable frase con la que conjuntos carentes de talento comienzan sus representaciones. De aquí en adelante todo será reunirse con una escenografía hecha "a pulmón", sin costosos materiales pero con un elogiable buen gusto. Formas y colores quedarán a cargo de materiales de desecho, maderas, telas y luces, todas ellas manejadas con sabiduría digna de una obra para adultos. Mención aparte merecen los videos de la obra pictórica de Antonio Berni.
Queda para resaltar la inclusión de autores de gran valía dentro de los diálogos de la pieza: González Tuñón, Pirandello, Girondo, García Lorca (¿hay muchas obras infantiles que incluyan La Canción de la Mariposa?) y algunos otros que he olvidado, son testimonio del cuidado con el que se busca preservar al intelecto de los niños (en lo que a mí respecta, sin mayores expectativas, no nos hagamos ilusiones, el siglo XXI se presenta tenebroso) de otros atentados que lamentablemente, con el paso del tiempo, lo castigarán.
Siempre, cuando se comenta una obra dedicada a los chicos, se habla del entusiasmo con que ha sido encarada. Y generalmente es cierto, los elencos están cargados de energía y buenas intenciones. Como también es cierto en el caso de los responsables de "Pintando a Berni", con la diferencia de que aquí, en el caso de la directora Florencia Cresto y de los actores (que nunca ceden a la demagogia ni a la ramplonería), hay un plus para celebrar: el de la sensibilidad y la inteligencia.
Como periodista, Asher Benatar es autor de una columna del diario La Nación. Es dramaturgo, literato y fotógrafo.
"PINTANDO A BERNI". OBRA CON DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN DE FLORENCIA CRESTO
Crítica de Mónica Berman, Periodista de www.criticateatral.com.ar
A Florencia Cresto y a su grupo Arkhé se les ocurrió una excelente idea: acercar a Berni a los niños. Y lo hicieron desde el lugar que ejercen: el teatro.
Pintando a Berni ha implicado un arduo trabajo de investigación sobre el pintor argentino, eso se nota y mucho. Han seleccionado cuidadosamente qué mostrar, qué cuadros, de qué manera presentarlos y jugarlos ante los pequeños espectadores.
Una mención aparte, el trabajo pictórico-escenográfico, uno puede percibir la materialidad de la construcción, los milagros con los residuos; lo abandonado, lo escondido, lo descartado, se pone en primer plano para crear.
Y lo que sucede con los materiales recorre también la cuestión temática, los pintados de Berni son muchas veces los seres escondidos de la ciudad, los que están al margen, al costado de la vida esperando el milagro de ocupar el lugar que les corresponde.
Entonces se producen movimientos múltiples así como Juanito Laguna se inscribe en el centro del escenario, Berni a su vez también lo hace y todos salimos ganando.
Claro que además de lo social está el otro costado, el de aquél que puede vincular en un relato un paraguas y una máquina de coser. La mesa de disección y de construcción del arte. El grupo de Florencia Cresto lleva adelante también esta cuestión en el armado de la puesta y todo convive, el despojo con la proyección, el títere con el actor, el surrealismo con la preocupación social.
Antonio Berni pintó mucho para nosotros, está bueno también ese ejercicio de pintarlo a él ¿no? para hacerlo más conocido.