El 17 de mayo de 1990, la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales, terminando con casi un siglo de homofobia médica y discriminación colectiva hacia las personas LGTBIQ+.
Instituir el 17 de mayo como Día Internacional contra la Discriminación por Orientación Sexual o Identidad de Género es el resultado del trabajo de múltiples Organizaciones de defensa de los derechos LGBTIQ+, con el apoyo de Organizaciones de defensa de los derechos humanos, sociales y sindicales.
Hoy, después de 34 años, el homoodio, el lesboodio, y el transodio han recrudecido; impulsados por discursos de figuras públicas y con responsabilidad política. Estas narrativas sociales circulan y se reproducen principalmente en el espacio público, ya sea en los medios de comunicación, redes sociales o internet, y trasmiten prejuicios y estereotipos negativos sobre un grupo o colectivo de personas en particular, teniendo por objetivo justificar, legitimar e incitar la confrontación y/o la violencia social de un sector de nuestra sociedad sobre otro.
Ese odio instalado, reproducido y hasta celebrado, que se materializa en un contexto de desigualdad histórica cis-hetero-patriarcal, tuvo como consecuencia el triple lesbicidio de Barracas.
Combatir la discriminación es un deber del Estado y también un compromiso de todxs lxs que queremos vivir en una sociedad más justa e igualitaria. No se pueden legitimar discursos de odio habilitando este tipo de conductas al no condenarlas públicamente. El Estado es responsable, en tanto desmantela políticas nacionales de concientización, prevención y abordaje de la discriminación y la violencia.
¡No al vaciamiento del INADI!
Justicia por Pamela, Mercedes, Andrea y por Sofía que aún pelea por su vida.
¿Donde está Tehuel?