Con el advenimiento del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, comenzó una violencia desmesurada desplegada por el terrorismo de Estado impuesto por el gobierno de facto. Lxs Trabajadorxs organizadxs, las organizaciones políticas y sociales y las organizaciones juveniles fueron el epicentro de la violación sistemática de los DDHH.

La Escuela Pública, lxs Docentes y Estudiantes quedaron en la mira. La vigilancia, el control y el llamado a delatar a Docentes y Estudiantes fueron prácticas institucionalizadas a través de un documento que recorrió el Sistema Educativo argentino en su totalidad: "La subversión en el ámbito educativo (conozcamos al enemigo)".

En las Escuelas Secundarias la disciplina fue férrea y con matices castrenses. Las listas negras se llenaron de nombres de aquellxs que los genocidas consideraban subversivxs. Las Fuerzas Armadas, con el supuesto objetivo de "despolitizar" las Escuelas, comenzaron una caza de brujas en Educación.

Como marca de época, muchxs Estudiantes Secundarixs, como tantxs jóvenes, militaban en diversas organizaciones sociales, eclesiales o políticas. Una de las tantas luchas que llevaron adelante fue la del Boleto Estudiantil Secundario, concretando una multitudinaria marcha en 1975 en la ciudad de La Plata. El costo del transporte era un gasto importante para lxs Estudiantes en un momento donde las Escuelas estaban instaladas únicamente en los centros urbanos.

Entre la medianoche y las cinco de la mañana del 16 de septiembre de 1976, en un hecho recordado como "La Noche de los Lápices", diez Estudiantes, militantes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), fueron secuestradxs de sus domicilios. Estxs jóvenes, junto a Estudiantes Secundarixs pertenecientes a Escuelas de dicha ciudad, habían reclamado en 1975 el otorgamiento del Boleto Estudiantil Secundario ante el Ministerio de Obras Públicas.

Todxs ellxs fueron trasladadxs al "Pozo de Banfield", donde se los torturó salvajemente. El operativo fue realizado por el Batallón 601 del servicio de inteligencia del Ejército y la Policía de la provincia de Buenos Aires dirigida por el General Ramón Camps, quien calificó al suceso como ejemplo de "accionar subversivo en las Escuelas". Sobrevivieron Pablo Díaz, Emilce Moler, Patricia Miranda y Gustavo Calotti.

Lxs Estudiantes de "La Noche de los Lápices" tenían entre 16 y 18 años. Soñaban, reían y disfrutaban. Lxs jóvenes que fueron detenidxs desaparecidxs tenían caracteristicas compartidas que serían parte de su identidad perseguida. Eran jóvenes solidarixs, que buscaban mejorar el mundo que habitaban, tendiendo la mano a lxs más necesitadxs. Era un mundo injusto, desigual, y estxs jóvenes querían transformarlo para construir una sociedad diferente, más justa, en la que todxs pudiesen concretar sus sueños y ejercer plenamente sus derechos. Por eso se organizaban y participaban, para aunar fuerzas, entendiendo que las transformaciones y conquistas de derechos siempre es colectiva, no individual.

"La Noche de los Lápices" fue uno de los sucesos más dramáticos de la represión vivida en aquellos años. Llegaron a 250 lxs desaparecidxs entre 13 y 18 años, la mayoría Estudiantes de Escuelas Secundarias de otros distritos de la provincia de Buenos Aires. Con el paso de los años, lxs Estudiantes, diversas Organizaciones y organismos de DDHH, Sindicatos hicieron propia esta histórica lucha, muy sentida por la sociedad.

Desde el SUTEBA levantamos las banderas de Memoria, Verdad y Justicia por lxs compañerxs detenidxs desaparecidxs y continuaremos acompañando los justos reclamos de lxs Estudiantes Secundarixs por el pleno ejercicio de sus derechos, por condiciones dignas para aprender, por Escuelas dignas y seguras, para seguir junto a ellxs defendiendo la Educación Pública.

Junto a ellxs, hoy y siempre, por una Educación más justa e igualitaria.