Esta declaración, que luego fuera acompañada por el lema "Salud para Todos en el año 2000", fue responsable de llevar a todos los rincones del planeta la afirmación de que la salud es un derecho al que todxs lxs habitantes del mundo deben tener acceso y que esa responsabilidad es de los Estados Nacionales, al tiempo que instaba a los gobiernos y a los organismos internacionales a colaborar con el establecimiento, desarrollo y mantenimiento de la APS de acuerdo a los principios de la declaración.
Asimismo, hace referencia a la necesidad de un Nuevo Orden Económico Internacional y a utilizar para la paz y la salud los recursos destinados a la carrera armamentista y la guerra, que serían suficientes para alcanzar la Salud para Todxs.
En esa época, un mundo bipolar (geopolíticamente hablando) ofrecía un escenario en que los países centrales daban muestras de estados de bienestar que permitían mantener el péndulo entre el capitalismo, la socialdemocracia y el socialismo.
En el escenario internacional, Alma Ata fue una propuesta de avanzada con respecto a las propuestas de la Fundación Rockefeller, actor que intervenía en el control de las enfermedades (tropicales, por ejemplo) y la salud de los pueblos con un interés fuertemente vinculado a garantizar sus inversiones productivas.
Como muchas declaraciones emanadas de organismos internacionales, la Declaración de Alma Ata fue asimilada y apropiada en las regiones y los países del mundo en relación a la correlación de fuerzas y al contexto político y de políticas públicas vigentes en cada uno de ellos.
En 2018, bajo el liderazgo de un grupo de sanitaristas referentes de la región de las Américas y conducido por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se elaboró el documento Salud Universal en el Siglo XXI: 40 años de Alma Ata.
Resulta interesante conocer este documento que reúne otra mirada, surgida de la experiencia de nuestra región, que expresa también al mundo y deja sentada una posición que en nada coincide con la de la OMS a 40 años de Alma Ata.
Se hace necesaria su lectura en momentos en que se perfila la perspectiva de construir un Sistema Integrado de Salud, propuesta que ha sido refrendada en los hechos con la organización del Sistema de Salud implementada en la urgencia para dar respuesta a un acontecimiento mundial arrasador como fue la pandemia por COVID-19.
SUTEBA continúa trabajando en ese mar de voluntades que busca fortalecer la organización y el desarrollo de un sistema de salud que dé respuestas a las necesidades de lxs Trabajadorxs, sus familias, sus colectivos de trabajo en cada Escuela y cada distrito, y las Comunidades Educativas de cada una de ellas.
Desde la Secretaría de Servicios de Salud y Sociales, la Secretaría de Salud Laboral, la Vocalía en el IOMA, los Centros de Salud y el Programa "SUTEBA va a la Escuela", específicamente, y desde el Sindicato en su conjunto, se trabaja cada día en el fortalecimiento de la propuesta de Atención Primaria con la indispensable participación de lxs Trabajadorxs que garanticen procesos colectivos y democráticos en la construcción de un necesario Sistema Integrado de Salud.
Más información:
Para profundizar sobre el tema transcribimos el párrafo de la Declaración en donde se define qué es la APS. Lxs invitamos a identificar qué componentes de la declaración les resultan familiares o actuales y también les proponemos evocar cuál era la situación en Argentina y en países de América Latina en 1978 para la implementación de esta propuesta.
"La atención primaria de salud es la asistencia sanitaria esencial basada en métodos y tecnologías prácticos, científicamente fundados y socialmente aceptables puesto al alcance de todos los individuos y familias de la comunidad mediante su plena participación y a un costo que la comunidad y el país puedan soportar, en todas y cada una de las etapas de su desarrollo con un espíritu de autorresponsabilidad y autodeterminación.
La atención primaria forma parte integrante tanto del sistema nacional de salud, del que constituye la función central y el núcleo principal, como del desarrollo social y económico global de la comunidad. Representa el primer nivel de contacto de los individuos, la familia y la comunidad con el sistema nacional de salud, llevando lo más cerca posible la atención de salud al lugar donde residen y trabajan las personas, y constituye el primer elemento de un proceso permanente de asistencia sanitaria".
El escenario mundial después de Alma Ata siguió su rumbo hacia la profundización de las desigualdades, los gobiernos de Tatcher y Reagan, la caída de la URSS y el bloque socialista en 1989, el desbalance producido por el mundo unipolar y el capitalismo gobernando cada vez más cómodamente desde las transnacionales y organismos multilaterales de crédito avasallando la soberanía de los Estados Nacionales.
En 1993, el Banco Mundial emite su documento "Invertir en Salud", en el que no se menciona la palabra derecho asociada a la salud.
La salud empieza a revelarse como una oportunidad de inversión para el capital financiero internacional.
En el año 2000, ya la Salud para Todxs no era una meta alcanzable (mucho antes se sabía que no estábamos caminando en esa dirección, muy por el contrario) y el que había sido presidente de la OMS entre 1973 y 1988, Halfdan Mahler, fue parte del grupo que constituyó el Movimiento por la Salud de los Pueblos.
En 2018, cuando se cumplían 40 años de Alma Ata, la OMS convocó en Astaná, Kazajastán, a una Conferencia Mundial sobre Atención Primaria de la Salud a la que denominaron: "Desde Alma Ata a la Cobertura Sanitaria Universal y los objetivos de Desarrollo Sostenible".
Allí se afirma: "Estamos convencidos de que el fortalecimiento de la atención primaria de la salud es el enfoque más inclusivo, eficaz y efectivo para la mejora de la salud física y mental de las personas, así como su bienestar social, y que la atención primaria de la salud es la piedra angular de un sistema de salud sostenible para la cobertura sanitaria universal (CSU o CUS) y los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con la salud… Cada uno de nosotros seguiremos nuestro camino para lograr la CUS, para que todas las personas tengan acceso equitativo a la atención de salud eficaz y de calidad que necesitan, velando para que el uso de dichos servicios no les exponga a dificultades financieras".
El estilo discursivo de los organismos internacionales, una vez más, nos exige hacer el ejercicio de querer saber lo que en verdad nos están diciendo y no lo que en la superficie parecen decir. También resulta interesante detenerse a identificar qué actores están ausentes en esta declaración, por ejemplo, los países, y por qué aparecen menciones a la eficacia, la efectividad y a la posibilidad de la bancarrota de las personas individuales para su atención en salud.
Hace unos años expresamos nuestra preocupación ante la posible implementación de la CUS (Cobertura Universal de Salud) en nuestro país.
¿Por qué? Porque siguiendo en la línea de las inversiones del Capital Financiero, un negocio altamente rentable es el de las aseguradoras de salud que se proponen "brindar cobertura "a quienes no tienen obra social ni prepaga, pero ya tienen lo que denominamos cobertura pública exclusiva". Es decir que estas aseguradoras pretenden reemplazar al Estado cobrándole por cada persona asegurada y financiando la demanda. En el caso de nuestro país, donde la cobertura por parte del sistema público ya es universal, brindando asistencia no solo a quienes poseen cobertura pública exclusiva, sino también en muchas, incontables ocasiones, a quienes poseen obra social por su empleo, jubilación o pensión y hasta a quienes pagan sistemas de prepaga en forma voluntaria, esta propuesta no se puede justificar en términos de cobertura sanitaria.