Con 85 años de edad, el Maestro Ferrara continuaba dejando señales -porque enseñar, además de instruir, también es "dar señales" que nos guíen para obrar en lo sucesivo: "Hay situaciones muy conflictivas que hacen que se confunda el concepto salud y se lo transforme en precio y mercancía. Ahí está el problema capital del sector salud", fue uno de los últimos diagnósticos de Ferrara, quien todavía asesoraba a varias obras sociales.
Supo conjugar su excelencia profesional, con su permanente vocación docente y su compromiso ético, político y social, que constituyeron su lección de vida. Su adhesión a la lucha de la clase trabajadora quedaba reflejado en cada frase, en cada acto: "No podemos seguir entregando las obras sociales a las trasnacionales -advertía por el año 2001-, el pueblo tiene que gobernar su propia salud. La idea de medicina social es antitética con el neoliberalismo y el libre mercado". Ferrara planteaba la integración de un Sistema Nacional de Salud conformado por las obras sociales y la salud pública.
Nacido en Punta Alta -bien al sur de la Provincia de Buenos Aires- el 7 de Junio de 1924, cursó sus estudios el La Plata donde comenzó su compromiso social como estudiante universitario. Luego continuó su carrera como Médico Cardiólogo, para convertirse en un experto en Salud y Desarrollo Económico Social, con una extensa trayectoria como docente y militante, "caminando" las villas poniendo consultorios y trabajando con la gente, sobre todo con los jóvenes.". La triple A lo echó de la universidad en 1975.
Proyecto ATAMDOS
Con la vuelta a la democracia, continuó su labor ministerial y la implementación de una etapa revolucionaria en el campo de la salud:
"En el ‘85 nosotros nos dimos cuenta de que había que producir una modificación a la primera revolución que hubo en nuestro país en materia de salud que fue la de Ramón Carrllo. Eramos un grupo muy intenso que trabajó teórica y prácticamente y asegurábamos que el país no debía construir más hospitales, sino mantener, acondicionar, cuidar, pero ahora la revolución es la de la atención médica ambulatoria. Este fue el camino de los ATAMDOS (Atención Ambulatoria y Domiciliaria de la Salud).
Primero la revolución fue entender que había que cambiar la atención de hospitalaria a ambulatoria y domiciliaria. Lo segundo fue darnos cuenta de que no era problema sólo de un médico, sino de un equipo. Y ese equipo estaba constituido por un médico, una trabajadora social, una enfermera y una psicóloga, junto con un odontólogo cada dos grupos y un administrativo. Ese grupo era responsable de mil familias, que asignábamos de acuerdo con la accesibilidad geográfica. Eso produjo una revolución fenomenal, porque además les dimos el gobierno de ese instrumento a las familias que tenían bajo su cuidado. Se reunían, hacían asambleas, nombraban el concejo de administración. Les dábamos el dinero a ellos. Cuando me fui hicieron una investigación muy profunda porque nadie asumía la responsabilidad de lo que significa aguantar el pueblo, cuando el pueblo gobierna es irreverente, es fuerte, es prepotente, es pueblo, es poder. Investigaron profundamente si había algún desfalco y no faltó un peso, nada."
Estas son las "señales" que Floreal Ferrara dejó y que desde SUTEBA las incorporamos a nuestra política gremial y de salud, llevándolas a la práctica con el convencimiento de que el único camino es el modelo de medicina social dentro de una estrategia de la Atención Primaria de la Salud, al servicio de los trabajadores y de los más necesitados.
En septiembre de 2009 la CTERA le brindó un justo homenaje con la distinción "MAESTROS DE VIDA". Galardón que entrega la Confederación a "personalidades o instituciones que con su ejemplo van iluminando el contorno de una sociedad más justa por la que luchamos día a día".