El suicidio es un tema de salud que requiere un abordaje comunitario y responsable, que involucra a la sociedad.
El suicidio no es ni bueno ni malo, tampoco es un delito, es la expresión individual y última de una situación de sufrimiento con múltiples causas y determinantes.
En el año 2013, la Asamblea Mundial de Salud definió una Estrategia para la prevención del suicidio. Los países que suscribieron a esa estrategia esperan descender sus tasas anuales de suicidio en un 10 %.
Cada año en el mundo, mueren unas 800.000 personas por voluntad propia.
La OMS afirma que el suicidio es la segunda causa de muerte a nivel mundial entre adolescentes y jóvenes de 15 a 29 años.
En los países centrales, cada 3 hombres que se quitan la vida, lo hace una mujer (3:1). En los países de economías menos favorecidas, la razón hombre - mujer desciende (1,5:1).
En Argentina se presentan las mismas tendencias.
En 2019, entre las causas externas de muerte, se registraron 3297 suicidios de los cuales la mitad corresponden a jóvenes entre 15 y 34 años.
El Ministerio de Salud de la Nación nos invita a pensar sobre este tema empezando por deconstruir mitos que todxs hemos escuchado o repetido en más de una ocasión:
La persona que se suicida no desea morir. La persona que tiene ideas suicidas está transitando una situación de ambivalencia en su vida; es decir, desearía morir si su vida continúa de la misma manera, pero desearía vivir si se produjeran cambios significativos en ella.
Se cree que el/la que dice o amenaza con quitarse la vida, no lo hace. Sin embargo, la mayoría de las personas que se suicidan, hicieron saber el propósito de acabar con su vida.
El suicidio o intento de suicidio puede ocurrir durante un proceso depresivo o no.
Hablar con una persona sobre sus intenciones de matarse no incrementa la posibilidad de cometer suicidio. Dialogar sobre el tema reduce la posibilidad de cometerlo y puede ser una oportunidad para ayudar a quien está padeciendo.
Toda persona antes de cometer un intento de suicidio evidencia una serie de señales que, de ser detectadas a tiempo, pueden ayudar a evitarlo. El suicidio no ocurre solo por impulso.
Las personas que intentan suicidarse no son cobardes o valientes, son personas que sufren. El suicidio no es un hecho delictivo.
Suele afirmarse que lxs niñxs no se suicidan. Sin embargo, una vez que un/a niñx adquiere el concepto de muerte puede cometer suicidio.
La tendencia al suicidio no es hereditaria. Lo que sí puede trasmitirse por medio de la Educación es la visión sobre el suicidio como una forma de solución a los problemas.
El suicidio es el acto de quitarse la vida deliberadamente.
La autolesión es un término que se refiere al envenenamiento o a la lesión auto infligida intencional, que puede o no tener un resultado fatal.
Es importante no tener miedo de hablar sobre este tema. Siendo cuidadosxs pero directxs, poder preguntar y acompañar a las personas que estén pasando momentos difíciles y hayan hecho pedidos de ayuda o en quienes hemos visto signos de alarma tales como: aislamiento, persistencia de ideas negativas, dificultad para comer, dormir y trabajar; desesperanza, llanto inconsolable, repentino cambio de conducta.
Las preguntas sobre autolesiones NO provocan actos de auto-lesión. A menudo reducen la ansiedad asociada con los pensamientos o los actos de auto-lesión y ayudan a que la persona se sienta comprendida.
Tener en cuenta si queremos ayudar a alguien cercanx que:
Estar atentxs es la forma de acompañar.
Estar disponibles para compartir momentos con la persona que nos preocupa es una forma de dialogar con ella, no es necesario generar interrogatorios.
Si la persona no accede a realizar un tratamiento, no podemos obligarla. En ese caso, debemos seguir acompañando mientras unx mismx realiza la consulta con un equipo o profesional de la salud.