La fiebre amarilla es una enfermedad viral que produce fiebre alta, cefalea y malestar general, se autolimita en la mayoría de los casos, pero puede presentar formas graves en aproximadamente un 15 al 25% de los casos, con una enfermedad hemorrágica que puede provocar la muerte. Algunos de los casos recientemente diagnosticados en Brasil fueron mortales.
En esos casos el tratamiento es de sostén, es decir que no es curativo. Algunos casos también pueden cursar sin síntomas. En la mayoría de los casos el manejo es ambulatorio, se debe indicar reposo; utilizar paracetamol para la fiebre y NO otros antitérmicos; dar pautas de alarma ante signos de enfermedad grave para consultar de inmediato ante sangrados, ictericia o disminución del volumen de orina; y evitar la transmisión utilizando repelentes, mosquiteros, e insecticidas en el ambiente. El diagnóstico de enfermedad se confirma por laboratorio, pero la sola sospecha del mismo exige al equipo de salud hacer la notificación del caso sospechoso para que las acciones de cuidado sean inmediatas.
La medida de prevención específica para la enfermedad es la vacunación, que otorga inmunidad de por vida en algunos casos y con seguridad por diez años. La vacuna puede aplicarse en niños mayores de 9 meses que viven o viajan a zonas expuestas a la enfermedad.
La vacuna es segura y entre 10 y 30 días proporciona inmunidad efectiva contra la enfermedad en un 99% de los vacunados. Una sola dosis es suficiente, no requiere refuerzo y los efectos adversos graves son raros.
La prevención inespecífica sigue siendo fundamental. Por tratarse de una enfermedad que se transmite a través de un vector, y por ser este vector el mismo que en otras enfermedades como Dengue, Zika y Chikunguña, es fundamental el control del mismo, el Aedes Aegypti, para impedir el ciclo del virus y la posibilidad de que la enfermedad se extienda a la población.
La forma de impedir su reproducción es evitar la acumulación domiciliaria y peridomiciliaria de agua en cualquier tipo de reservorio.
Tomar recaudos para las picaduras de mosquitos utilizando ropas que cubran el cuerpo y repelente para mosquitos en las zonas expuestas, especialmente quienes viajan, viven o trabajan en zonas endémicas.
Consultar al médico cuando hay síntomas de enfermedad febril, especialmente si se ha viajado a zonas de riesgo de exposición y no se ha vacunado previamente.
Recomendaciones para viajeros:
Las recomendaciones de vacunación a viajeros no se hacen solamente para proteger a esas personas cuando van a lugares endémicos (sitios de transmisión sostenida de la enfermedad), sino que además impiden que la circulación del virus alcance zonas donde están dadas las condiciones para que la enfermedad se extienda en la población. En el caso de Argentina esta situación está facilitada por la presencia de larvas y mosquitos adultos de Aedes Aegypti ya documentada en muchos lugares del país, la existencia de primates no humanos susceptibles y los viajes frecuentes de población local a zonas endémicas de América y de otros lugares del mundo.
Lugares de viaje y vacunación: VER ACÁ