Hace referencia a la manera en que las personas que viven con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) en el mundo han sido protagonistas de cambios sustanciales de paradigma en las formas de abordar el control de la epidemia en el mundo.

Muchos aportes en el campo de la salud colectiva y la salud pública fueron realizados a partir de la interpelación que colectivos de la sociedad civil, con pensamiento crítico y voz propia, realizaron a los sistemas de salud en todo el mundo desde el inicio de la epidemia de VIH a comienzos de la década del ‘80.

Es a partir de esa experiencia participativa acumulada en casi medio siglo que se pone de relieve que no es sin el aporte y el compromiso de colectivos de personas, movilizadas en torno a este tema y otros del cuidado de la salud y los derechos, que podrán implementarse políticas eficaces para el control de la enfermedad.

Es una perspectiva que trasciende al VIH y aporta una contribución fundamental como paradigma para abordar el cuidado de la salud integral.

Al respecto, dice ONUSIDA que "las comunidades conectan a las personas con los servicios de salud pública centrados en las personas, generan confianza, innovan, supervisan la implementación de políticas y servicios, y responsabilizan a los proveedores".

Se propone desde el lema 2023 promover, con el liderazgo de las comunidades, la eliminación de obstáculos existentes a nivel global y local como los recortes de financiación, obstáculos políticos y legislativos, limitaciones de capacidad y normas restrictivas para la sociedad civil y los derechos humanos de comunidades marginadas que obstaculizan el progreso de servicios de prevención y tratamiento de VIH.

ALGUNAS CIFRAS

EN EL MUNDO

La OMS informa que el VIH sigue siendo un problema para la salud pública mundial, su transmisión persiste en todos los países y en algunas regiones ha vuelto a incrementarse la transmisión.

Se calcula que a fines de 2022 había en el mundo 39 millones de personas con VIH, dos tercios de ellas en la región de África.

En 2022, unas 630 mil personas murieron en el mundo por causas relacionadas con el VIH-SIDA y 1,3 millones de personas contrajeron la infección por VIH.

El virus no tiene cura, pero la enfermedad se puede controlar, cada vez más y más tempranamente, lo que ha permitido convertir a esta infección viral en una enfermedad crónica, que requiere de por vida seguimiento clínico, de laboratorio y tratamiento antirretroviral (TAR).

EN LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE

La OPS informa que viven 2,5 millones de personas con VIH. En 2022, los casos nuevos diagnosticados alcanzaron en esta región unos 130.000 y unas 33.000 personas fallecieron por causas relacionadas con el VIH-SIDA.

EN ARGENTINA

• 000 personas viven en nuestro país con VIH.
• El 13 % desconoce su diagnóstico.
• 000 personas que viven con VIH hacen tratamiento en el sistema público de salud, donde reciben tratamientos antirretrovirales y los controles necesarios clínicos y de laboratorio para el seguimiento y control de su enfermedad.
• La cantidad de casos nuevos cada año en todo el país alcanza a 5300 personas, especialmente entre los 30 y 35 años.

Las políticas públicas que se empezaron a implementar desde el Estado Nacional en la primera década de este siglo, organizando políticas de prevención, diagnóstico y tratamiento con recursos, capacitación y logística desde el Ministerio de Salud de la Nación, a partir de la creación de la Dirección Nacional de SIDA, impactaron significativamente en el comportamiento de la epidemia de VIH en nuestro país, logrando mejoras que cada año se sostuvieron y, en tendencia, mejoraron la situación hasta la actualidad.